Y aprendí que debí guardar mis sentimientos en un cajón con llave, que cada vez que me apetezca besarte he de encenderme un cigarro e imaginarme que tus labios son el filtro, que los únicos abrazos que puedo tener son de los de los osos de peluche que tenía cuándo era pequeña...
No hay comentarios:
Publicar un comentario